Fichas
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Feria del Espino
Entre Vega y Espinareda encontramos El Espino, una pequeña población donde, desde hace varios siglos, se celebra la gran feria del ganado los días 1 y 15 de cada mes, en la que lo tradicional es comer pulpo a feira. La Feria del Espino nació en el siglo XV por Privilegio Real, al amparo de la religión, y tiene al comercio y al pulpo como protagonista. El Rey Alfonso XI concedió al Monasterio de San Andrés de Vega de Espinareda el privilegio de realizar mercados en tiempos de paz. Dicen las gentes que a la Feria del Espino venían a tratar sobre todo la compraventa del ganado (vacas, caballos, cerdos, e incluso gallinas y conejos) desde todos los rincones de Noroeste de España: El Bierzo, León, Galicia, Asturias e incluso desde el País Vasco. Era un evento importante marcado en rojo en el calendario de comerciantes, ganaderos y agricultores. Tal es su importancia que hasta la forma física del pueblo es circular, ya que creció alrededor del recinto donde tenía lugar la feria los días 1 y 15 de todos los meses, conocido como Campo da Feira. -
Festa do galo y os ditos
Era una fiesta en la que participaban los chicos jóvenes, mozos adolescentes. Soltaban un gallo y lo perseguían hasta que lo atrapaban. Lo metían en una especie de trampa hecha con un agujero en la tierra y una losa que lo tapaba y por la cual el animal sólo podía asomar la cabeza. El juego de los ditos comenzaba cuando el gallo estaba con la cabeza asomada por el agujero de la losa. Los muchachos decían esos ditos, que eran rimas o poesías cortas, generalmente satíricas, de índole actual. Era condición indispensable para después, con los ojos vendados, tratar de dar un golpe en la cabeza al gallo. Repetían la acción hasta que el animal moría. A continuación celebraban la muerte del gallo e iban pidiendo por las casas una especie de aguinaldo consistente en pan, chorizos, huevos o vino. Por la noche se reunían todos los muchachos en una casa y festejaban cocinando lo recaudado por la tarde tas la muerte del gallo. Actualmente se ha perdido la celebración, pero existe intención de recuperarla (siempre con la intención de no dañar a ningún animal) por parte de la asociación cultural creada recientemente en el pueblo. -
Fiesta de San Antón
La fiesta tenía lugar en un fin de semana cercano al 17 de enero, que es el día se San Antón. Comenzaba el viernes y duraba hasta el lunes, día al que llaman “San Antón Viejo”. El domingo era el día de “San Antoñín”. Los primeros días se hacían misas en honor a San Antón, y ofrendas al salir de la iglesia, que después se subastaba entre los vecinos. Lo habitual era ofrecer lacón o centeno para que los gochos (cerdos) no se enfermasen durante el año. Por la noche, se hacía fiesta en el corral de una casa, ya que al ser invierno, las bajas temperaturas obligaban a resguardarse. En ocasiones nevaba, y el hecho de celebrar en el corral permitía la diversión nocturna con la orquesta que se acercaba a amenizar la fiesta de Penoselo. El último día, el lunes, día de “Santo Antón Viejo” era también el “Día de los casaos”, un día más íntimo al que ya solo acudían los vecinos del pueblo. Lo habitual era ir casa por casa a comer chorizos, beber vino y cantar. Por la noche, y como colofón final, se tomaba chocolate caliente. Actualmente se celebra en agosto, aprovechando que es período vacacional y hay más gente en el pueblo. Tiene una duración de un fin de semana, y lo normal es hacer misa por la mañana y verbena por la noche. Hasta los años 90 se hacía también una procesión, pero se ha ido perdiendo la costumbre. -
Villar de Otero
Una localidad del municipio de Vega de Espinareda. Pese a contar tan solo con 6 vecinos a principio del siglo XXI, hoy en día y acorde al último INE tiene 12 habitantes, además es un valor turístico en potencia, tiene tres casas rurales. Se encuentra dirección Ancares y es limítrofe al municipio de Fabero. Está rodeada de sotos de castaños centenarios. -
Vega de Espinareda
Es la cabecera del municipio y el núcleo de población con más habitantes. Según el INE, en 2017, contaba con 1353 habitantes. El municipio cuenta con 12 núcleos de población, cuyos habitantes han realizado un éxodo interior hacia la cabecera del municipio al encontrarse mejor ubicada. En Vega de Espinareda destaca su puente romano, la fuente de la vida y el Monasterio de San Andrés, el más importante del Bierzo dentro del estilo neoclásico. -
Valle de Finolledo
Se encuentra ubicado en un valle bañado por el río Cúa. Fue un núcleo de población importante en el pasado, ayuntamiento hasta 1973. Hoy pedanía de Vega de Espinareda. Podemos destacar su molino de moderna construcción, data de 1942 e incluso llevó a cabo reparaciones hasta los años 70. Hoy está completamente restaurado. Es un pueblo donde aún predomina el trabajo agrícola como vertebrador de la vida. -
Sésamo
Una población aledaña a Vega de Espinareda, se encuentran en el mismo valle y prácticamente a la misma altitud. La Peña Piñera, monte de Sésamo, posee unas pinturas rupestres que se consideran de la época post neolítica, en la misma peña podemos encontrar también un corral de lobos restaurado. Al igual que las vecinas poblaciones, Sésamo es un tradicional núcleo de ganadería. -
San Pedro de Olleros
Este pueblo fue antiguamente un asentamiento romano que sirvió para controlar y dirigir la extracción del oro de la explotación La Leitosa. Más tarde perteneció al Monasterio de San Andrés de Espinareda y actualmente al municipio de Vega de Espinareda. Resalta su aún nutrida arquitectura popular: corredores típicos con escalera de patín. También ha sido sujeto de varios estudios lingüísticos al confluir variedades dialectales del asturiano y leonés con el gallego oriental y conservarse. -
San Martín de Moreda
Se encuentra situado entre el Valle de Finolledo y Moreda. La principal característica de la localidad es que la cruza un río que nace unos pocos kilómetros más arriba, el río Ancares, aunque San Martín no pertenece a Ancares sino al municipio de Vega de Espinareda. -
Penoselo
Se encuentra en la carretera de montaña que une San Martín de Moreda y Burbia. Está completamente rodeado de sotos de castaños centenarios en un llano de la subida. El pueblo tiene un conjunto arquitectura tradicional y popular muy interesante y desde él se contempla el valle. Posee un molino y una iglesia en honor a San Antón. -
Moreda
Es un pueblo perteneciente al municipio de Vega de Espinareda. Está en la ladera de la montaña por lo que está resguardado de temperaturas extremas y mantiene un clima agradable durante todo el año. Entre sus calles se encuentra la Iglesia de Santa María de la Asunción en cuyo interior hay una Virgen de Luján, patrona de Argentina que llegó hasta Moreda a manos de un emigrante. -
La Bustarga
En el último INE de 2020 contaba con 3 habitantes y pertenece al municipio de Vega de Espinareda, antiguamente perteneció al de Burbia. Está ubicado entre el valle de Ancares y San Martín de Moreda. Su iglesia en honor a Santa Ana está en la lista roja de Patrimonio de Hispania Nostra. -
El Espino
Uno de los enclaves más reconocibles del municipio de Vega de Espinareda. Si bien es un punto más alto y en teoría de mayor dificultad de acceso a él históricamente han viajado infinidad de personas pues gracias a una concesión real poseían una feria de ganado importante para todo el noroeste. Así, este pueblo se vertebró entre pulpeiras y casas de comida hasta finales del siglo XX. Aún hoy en día conservan ferias de artesanía y algunos establecimientos tradicionales. -
Espinareda de Vega
Situado en la planicie de una cuesta por cuyo pie corre el río Cúa. Comparte iglesia con Vega de Espinareda. Pertenece a Vega de Espinareda al menos desde el siglo XIX. Está a las faldas de un monte llamado el Carballal. -
Burbia
Es una pedanía perteneciente al municipio de Vega de Espinareda que linda con Galicia sin tener comunicación directa. Es el pueblo más al noroeste del municipio y se encuentra en el valle donde nace el río que da nombre al pueblo y es afluente del Cúa. Pese a tener una población inferior a los 100 habitantes conserva su patrimonio inmaterial como los maranfallos y las fachizas. También cuenta con un conjunto arquitectónico tradicional de pizarra y piedra oscura. Se conserva también y sigue en uso un horno de leña comunal. Su valor natural reside en que el pueblo se encuentra rodeado de sotos de castaños.